FRAGMENTOS DE LA HISTORIA: EL INGENIO ARNO

El auge y caída de la empresa Arno es la historia viva de Villa Ocampo y un reflejo de procesos similares en otros pueblos del norte santafesino.

Por Pedro Parentti

Don Oscar Piedrabuena se había desempeñado desde la década del ´50 como electricista en la empresa azucarera Arno localizada en la ciudad de Villa Ocampo del departamento General Obligado al norte de la provincia de Santa Fe. A mediados de la década de 1930 a partir de la iniciativa empresarial de Francisco Conti y Ernesto Fiant, entre otros socios, nació la Compañia Industrial del Norte cuya actividad inicial  fue la elaboración de aceite en función de los cultivos de maní, maíz y girasol. luego se agregaría el procesamiento del tanino, actividad que se mantuvo hasta 1938 cuando, debido a una estrategia comercial impulsada por la empresa británica The Forestal Land Timber and Railways Company Limited, más conocida como La Forestal, para eliminar esa competencia, genera grandes pérdidas a la empresa de Villa Ocampo.

Hacia 1939, con el aporte de capitales de inversión de empresarios de Villa Ocampo y de Rosario, entre ellos, Antonio Ferré y Ernesto Fiant se promueve la iniciativa de Francisco Conti para el diseño de una planta industrial azucarera. Relata don Oscar Piedrabuena que, en principio la refinería se hacía en Rosario pero, posteriormente el procesamiento completo se empezó a realizar en dicha planta industrial. La actividad del ingenio significó una paulatina transformación de la producción agrícola de la zona que había pasado de los cultivos de maíz, lino, maní a la caña de azúcar. El algodón también sería desplazado aunque su cultivo se mantuvo por más tiempo. 

Imagen de Dron del Ingenio Arno. Fuente: Paralelo 28.

El aumento de la demanda de la empresa Arno y de otros ingenios más pequeños aledaños fue generando un incremento de las tierras destinadas al cultivo de la caña de azúcar. Esto se veía reflejado en lugares como Florencia, Las Toscas, San Antonio y Tacuarendí. La ventaja del cultivo de la caña de azúcar radicaba no sólo en las condiciones del suelo y ambientales sino en su resistencia a las plagas. Además, trás la zafra no necesita replantación.

A diferencia de la producción azucarera del noroeste argentino (Tucumán, Salta y Jujuy) donde estaba más arraigada la presencia de grandes terratenientes, en esa parte del norte santafecino se fueron conformando pequeños y medianos productores y propietarios que les permitiría un mayor margen de negociación a los colonos al momento de comercializar la producción ante el ingenio Arno.

Hacia 1943, la planta industrial azucarera consolida su ciclo de diversificación de la actividad productiva que, además de azúcar y melaza, sumaría la elaboración de papel a partir de la parte residual de la caña de azúcar denominada bagazo. Ello dio origen a la papelera Ebro, aledaña al establecimiento Arno. También se haría la elaboración de alcohol.

Ingenio Arno. Imagen: Villa Ocampo SF

El auge y caída de la empresa Arno es la historia viva de Villa Ocampo y de algún modo es el espejo donde se ven reflejadas procesos similares transitados por otros pueblos del norte santafecino. Representó más que una fuente de trabajo ya que también se relaciona con el accionar sociocultural que promovió en la comunidad. La creación del Club Deportivo y Cultural Arno, es parte de esa experiencia. En el año 1962, Villa Ocampo es establecida como ciudad y años después será escenario de un gran movimiento social gestado por trabajadores de la empresa industrial, de las áreas rurales y otros sectores populares.

Hacia el 28 de junio de 1966 se produce un nuevo golpe de Estado en la Argentina encabezado por el General Juan Carlos Onganía con fuerte respaldo de la burguesía agraria e industrial que integraban los sectores más concentrados de la economía. Entre las medidas que se  incluían en el programa económico del Ministro de Economía Adalbert Krieger Vasena, estaban la de acelerar el proceso de cierre de ingenios de Tucumán y el norte santafecino a través de la eliminación de los subsidios estatales que tenían las pequeñas y medianas empresas azucareras.

Fotografía: Ana Parentti

La idea era beneficiar a las empresas de la oligarquía terrateniente del noroeste argentino y acentuar el monopolio productivo y comercial. Entre los favorecidos por esta medida se encontraba el emporio azucarero de los Blaquier. Ello se tradujo en un proceso de endeudamiento de Arno que implicó un retraso en los pagos de los salarios de los trabajadores de la planta y de los productores de la caña de azúcar. En noviembre de 1968 los trabajadores toman las empresas del complejo industrial: la unidad en la lucha había logrado cohesionar a los sindicatos azucareros y papeleros. En el mismo sentido, ante la situación de la crisis azucarera, los colonos comienzan a organizar las Ligas Agrarias.

Desde un principio otros sectores populares se fueron plegando a la lucha de los trabajadores. Del mismo modo, aquellos curas que adherían a la Teología de la Liberación, entre ellos Rafaél Yacuzzi y José Clavel, se sumaron al movimiento social gestado en defensa de las fuentes de trabajo. El 10 de enero de 1969 confluyen en la plaza de Villa Ocampo más de 5000 personas. En Abril se promueve la gran  Marcha del Hambre por iniciativa del padre Yacuzzi. 

Ocampazo. Fuente: La Tinta CBA.

El objetivo era movilizarse a pie hasta la ciudad de Santa Fe a través de la ruta 11. Ante ello, las fuerzas policiales y del ejército (enviadas por el gobierno provincial) se acantonaron en la ruta y el acceso a la ciudad para impedir el avance popular. Se produjeron violentos enfrentamientos y el accionar represivo fue acompañado por numerosas detenciones de líderes y manifestantes. 

El 11 de Abril de 1969 se concreta el denominado Ocampazo: el pueblo de la ciudad toma el edificio municipal y obliga al intendente Alcíbiades Zambrana a redactar una nota dirigida al gobernador militar Eladio Vasquez. Allí se denunciaba la brutal represión y se exigía la inmediata libertad de los detenidos.

Placa conmemorativa. Fotografía: Ana Parentti.

Recuerda don Oscar Piedrabuena que en esas jornadas de lucha también estuvo presente el dirigente sindical de la CGT  Raimundo Ongaro, que fue protegido por los trabajadores cuando las fuerzas de seguridad lo buscaban para detenerlo. Para don Oscar, esta gran manifestación popular fue la antesala del Cordobazo. Por entonces, el padre Yacuzzi expresaba que de a poco los pueblos se convertirían en »pueblos de muertos ́ ́ al referirse a la desolación que generaba el cierre de fuentes de trabajo en el norte de Santa Fe. Si bien la empresa Arno mantuvo su actividad, sería durante la última década del siglo XX donde su ciclo productivo entraría en su fase terminal en el marco de una nueva oleada neoliberal que representó la etapa de los gobiernos de Carlos Saúl Menem. 

Con orgullo y cierta nostalgia, don Oscar Piedrabuena recuerda con detalle el proceso de elaboración del azúcar desde la cinta transportadora pasando por el troceo, trapiche, azufrero, tachos de evaporación, mezcladoras y turbinas para decantación del azúcar en sus diferentes calidades y el residual de la melaza.

La mañana de invierno en Ocampo se presentaba cálida y luminosa. A poca distancia de donde nos encontrábamos hablando con don Oscar, la vieja chimenea del ingenio era algo de otra época donde la zafra era una fiesta y la utopía era posible. Recorrer el predio de lo que constituyó ese emprendimiento industrial es, de algún modo, desandar la historia de la Argentina. Historias sistemáticamente olvidadas porque fueron y son parte de los pueblos, verdaderos protagonistas de la Historia. 

Entrada Ingenio ARNO. Fotografía: Ana Parentti.

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1 comentario en “Fragmentos de la Historia: el Ingenio ARNO”

  1. La historia de nuestro país son las raíces de cada uno de nosotros y que no debemos olvidar, defender es nuestro deber argentino, contar y comunicar la historia refleja siempre la dignidad del andar en el pasado pero también ayuda a reflexionar por la continuidad de algo mejor y principalmente no olvidemos,la Memoria

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