RESEÑA

Esperando a Mansilla

Esperando a Mansilla es una obra de teatro argentina recien estrenada en calle Corrientes. Escrita y protagonizada por Gerardo Kiessig, cuenta con la actuación de Oscar Frontini y la dirección de Mariel Kiessig. Además está ambientada con música original de Ariel y Simón Aidelman.  Esta obra independiente autogestionada se presenta en el Teatro Carlos Carella todos los sábados de junio y julio a las 20:30 horas, Bartolomé Mitre 970 en CABA. Sorprende la potencia con la que logra atrapar al espectador desde el inicio y hasta el final con muy pocos elementos en escena.

La historia parte de un encuentro fortuito entre dos hombres que, aparentemente, no tienen nada en común: Vicente, interpretado por Frontini, llega a una cita con esperanzas de resolver su problema. Alejo, el personaje de Kiessig, aparece en el mismo lugar casi por “casualidad”. Lo que parece una charla incómoda entre dos desconocidos empieza a tomar un rumbo inesperado, y a lo largo de la obra, ese diálogo va revelando capas profundas de ambos personajes.

Llama mucho la atención cómo, con una puesta en escena simple y sin artificios, logran sostener el suspenso durante los 80 minutos que dura la obra. En cuanto a las actuaciones, tanto Kiessig como Frontini logran construir una tensión muy particular. Se sienten los silencios, las miradas, las pausas. Hay una química genuina entre ellos, y eso hace que la obra fluya con naturalidad, pero también con intensidad. La escritura de Kiessig, que también debuta como dramaturgo, tiene un ritmo muy atractivo: dosifica la información, deja pistas, juega con la ambigüedad y mantiene al espectador adivinando hasta el final.

Esperando a Mansilla no es una obra de grandes gestos ni efectos; su fuerza está en el detalle, en el diálogo íntimo, en lo que no se dice. Es una propuesta introspectiva que interpela, que deja preguntas abiertas y que, en lo personal, me dejó pensando bastante. Es una obra sobria, sensible y muy bien lograda. Ideal si buscás teatro que no subestime al espectador y que proponga una experiencia emocional honesta y profunda.

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