La ludopatía es un problema que aparece cada vez más frecuentemente en los adolescentes. Este artículo se origina a partir de una pregunta que debería preocuparnos a quienes formamos parte del campo de la educación: ¿Cuál de las competencias que se supone deberíamos tener los docentes se pone en juego ante este fenómeno en las aulas del nivel secundario?

Para abordar esta problemática, el gobierno de la provincia de Buenos Aires implementará un plan integral que incluye la capacitación de docentes y el suministro de herramientas a los establecimientos educativos. 

Estas medidas están diseñadas para que los educadores puedan detectar en los estudiantes el impulso de jugar mediante apuestas y realizar un correcto abordaje de la situación. Además, se busca sensibilizar a la comunidad educativa sobre los riesgos asociados a las apuestas y promover una cultura de prevención.

Adicionalmente, en las escuelas secundarias de Buenos Aires se bloquearán las direcciones de IP de plataformas de apuestas online, tanto legales como ilegales.

El gobierno provincial identifica al dispositivo escolar como una pieza clave para el tratamiento de esta problemática. Mediante detección temprana y la distribución de la información necesaria intenta alejar a los adolescentes de los sitios de apuestas.

Estas plataformas  son fácilmente accesibles para los jóvenes debido a los pocos controles de seguridad que presentan y el sistema de cajeros (los cuales son trabajadores no registrados) que generan usuarios mediante simples intercambios por chats y transferencias por cualquier billetera virtual.

En un contexto en el que la economía del país golpea cada vez más los bolsillos de la ciudadanía, los niveles de desesperación ante la falta de producción de trabajo y los mensajes en las redes que promueven soluciones mágicas, el juego de apuestas encuentra su tierra fértil.

Para abordar de manera efectiva la ludopatía en adolescentes es esencial reforzar la alianza entre la escuela y la familia. El abordaje interinstitucional y el papel de las familias son fundamentales para la formación integral de los estudiantes. La escuela, al reconocer y respetar la heterogeneidad de sus alumnos, debe adaptar sus estrategias pedagógicas a estas nuevas realidades sociales.

Es crucial que la escuela sea un espacio donde se fomente el diálogo abierto y la escucha activa. Nos planteamos entonces: ¿Cómo se articulan las competencias de los docentes, sus experiencias y las directrices de la gestión educativa en este contexto?.¿Cómo puede el sistema educativo responder de manera efectiva a las demandas provinciales? ¿Son suficientes los recursos disponibles para abordar esta problemática?